Cine Premier

El 4 de diciembre de 1983, minutos antes de las cinco de la tarde, Julio Cortázar pagó los treinta y cuatro pesos argentinos que costaba la entrada para el cine. Se sentó en una de las filas del medio de la sala del cine Premier, y esperó. Estaba ahí para ver No habrá más penas ni olvido, la película basada en la novela de su amigo Osvaldo Soriano. Dos horas después, se levantó satisfecho, y empezó a caminar hacia la salida. En ese momento, alguien lo reconoció. Era su amigo Carlos Gabetta, que estaba en Buenos Aires desde hacía pocos días. Los dos vivían en París. Los dos estaban en Buenos Aires después de mucho tiempo. Y habían estado dos horas en la misma sala, separados por dos metros. Salieron a la calle y se encontraron con una masiva manifestación a favor de los derechos humanos. En medio de los manifestantes se pudo ver el flash de la cámara de un fotógrafo. Lo había reconocido a Cortázar. De repente, la marcha se detuvo y un montón de gente empezó a gritar “¡Está Cortázar!”. Le pedían autógrafos, lo abrazaban y besaban, y cantaban “¡bienvenido, carajo!”.

Los manifestantes invitaron a Cortázar a acompañarlos en la marcha, pero él se excusó porque tenía que dar una entrevista al corresponsal de Le Monde Diplomatique en Buenos Aires. Ellos comprendieron, y siguieron su rumbo. Una semana después, ya en París, Cortázar iba a escribir en una carta: “La forma en que fui asediado, rodeado, y acompañado por la gente en Buenos Aires sobrepasa todo lo que hubiera podido imaginar. (…) Por un mecanismo que en gran parte se me escapa, mi imagen quedó allá, no sólo en los viejos, lo cual es explicable, sino en los pibes. (…) Dos o tres Madres y Abuelas, un par de diputados radicales, y centenares y centenares de gente joven, algunos adolescentes y hasta niños, que gritaban por los desaparecidos y el retorno de la libertad. (…) Todos se precipitaron hacia mí, me envolvieron en una marea humana, me besaron y abrazaron y estuvieron a punto de arrancarme la campera, sin hablar de los centenares de autógrafos que tuve que distribuir”.