Estadio Luna Park

Es un lugar fundamental para entender a Cortázar. En la década del cuarenta, mientras vivía en Buenos Aires y era un porteño más, fue a ver cientos de peleas. “Como un joven esteta”, diría años después, iba con un libro abajo del brazo.

Además de ir a ver boxeo, Cortázar estuvo en el Luna Park en 1946, para el cierre de campaña del Partido Comunista. La última vez que estuvo fue en su visita a Buenos Aires de 1973. Ese día peleaba Miguel Ángel Castellini con el estadounidense Doc Holliday, por el título mundial en la categoría super welter. Castellini ganó por puntos. Esa noche, Cortázar escribió una crónica para El Gráfico, y fue la única vez que publicó un texto ahí. En esa misma visita, Héctor Yanover le propuso hacer en el estadio una entrevista pública para miles de personas. Cortázar se negó.

El boxeo es tema o escenario de algunos cuentos muy importantes de Cortázar, como La noche de Mantequilla y, sobre todo, Torito. En este último, cuenta los momentos finales del boxeador en decadencia Justo Suárez. Es particularmente recordada la lectura del cuento que el propio autor grabó para un disco. En la introducción a esa grabación, Cortázar dijo: “Pensé en eso de los cambios en el habla popular, porque leo por ahí que me he quedado atrás en el habla porteña, y seguro que es cierto. Pero también es cierto que un boxeador argentino que se llamó Justo Suárez nunca habló como habla en este cuento. Y sin embargo a mí me parece que de alguna manera es él, como lo conocimos y lo quisimos. (…) Porque, al fin y al cabo, ¿qué quiere decir eso de estar al día con el habla popular? Las novedades del habla popular son la creación de poetas anónimos, que precisamente inventan nuevas formas porque las usuales están gastadas, o han perdido el filo. Estar al día, entonces, no quiere decir gran cosa. Una literatura con un lenguaje al día es un esnobismo más, un halago que el periodismo o la radio podrían satisfacer mucho mejor. Yo prefiero inventar palabras cuando puedo, o seguir hablando el porteño y escribiéndolo como cuando lo viví, en la calle y en los cafés”.

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